Las personas mayores son un colectivo con alto riesgo de deshidratación porque con la edad se pierde el reflejo de la sed. Muchas de las patologías propias de esta etapa de vida acrecientan el problema. Por eso, poner una botella de Agua Mineral cerca o a su alcance ayuda a que no esperen a tener sed para beber y se aseguren una hidratación sana y natural.
A los ancianos se les olvida beber. Pero no solo se puede tratar de un problema de memoria, sino de una alteración asociada al envejecimiento. «En los mayores, la sensación de sed está disminuida y el umbral para percibirla elevado, esto hace que precisen estímulos más intensos para detectarla».
Pero incluso una vez que la perciben, el volumen de agua que ingieren es escaso. Han perdido la sensación placentera que supone la ingesta de agua y de líquidos que la contengan (leche, zumos…)», dice la Doctora Rosa Castillo Rabaneda, de la residencia de mayores Geriatros, en Valdemoro (Madrid).
Esto aumenta el riesgo de deshidratación, por eso, Nieves Puig, coordinadora de enfermería de la Residencia de Personas Dependientes «La Cañada», en Valencia, aconseja que las personas mayores, para estar convenientemente hidratadas, no esperen a tener sed para beber.
¿Cuáles son los síntomas más habituales de deshidratación en la personas mayores?
Según describe la doctora Castillo Rabaneda, las primeras manifestaciones en una fase leve son: disminución de la turgencia de la piel, mucosas e hipotensión; en una fase más moderada, puede aparecer también disminución de la producción de orina, confusión, hipotensión en reposo, en incluso shock en casos graves. Y Nieves Puig añade, además, que:
Los mayores con mayor nivel de deshidratación presentan peor estado de ánimo y depresión. «La hidratación mejora el ánimo y la función cognitiva de los mayores»
¿Qué situaciones son las de mayor riesgo?
El riesgo de deshidratación en los ancianos es mayor porque al hecho de sentir menos la sed, hay que sumar una serie de circunstancias que les hacen perder líquido y en las que se debe aumentar la ingesta de agua: aumento de la temperatura ambiental (calor), de la actividad física (sudoración), padecer determinadas patologías e ingesta de medicamentos. En este sentido la doctora Rosa Castillo Rabaneda nos apunta:
Las pérdidas hídricas en los mayores se ven incrementadas cuando existe deterioro cognitivo, dependencia funcional y trastornos en la deglución (problemas para poder tragar
Cabe destacar que en algunas regiones las personas mayores pueden rechazar beber agua por su sabor. Para eliminar esta posible barrera y evitar posibles desajustes digestivos (como la diarrea o el estreñimiento) que son muy frecuentes en estas edades, siempre les ofrecemos Agua Mineral Natural para garantizarnos que le estamos ofreciendo una hidratación segura y de calidad.
Además tener cerca y al alcance un botella de Agua Mineral nos puede servir de gran ayuda para alcanzar estas cifras y saber qué cantidad de agua han bebido a lo largo del día”, añade Nieves Puig.
Entre la larga lista de enfermedades que aumentan el riesgo de deshidratación, se encuentran la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, la insuficiencia cardiaca, la respiratoria y la renal, además del hipertiroidismo, el Parkinson, o la infección grave. Y tampoco hay que olvidarse de los fármacos: «Diureticos, hipotensores, medicamentos que impiden la termorregulación central, paracetamol, fármacos que pueden producir hipertermia, etc.», enumera la enfermera.
¿Cuánto y cómo deben hidratarse nuestros mayores?
El agua es el componente principal de nuestro organismo, sin embargo, con la edad, disminuye la proporción de agua en el organismo. Así, en las personas mayores, representa entre el 60 % en hombres y el 50% en mujeres, frente al 70% en la edad infantil. Para mantener un nivel adecuado de hidratación, los expertos aconsejan una ingesta regular de agua a lo largo del día. La enfermera nos indica a modo de recomendación:
La recomendación, en ancianos sin patología que indique restricción de líquidos, es que beban entre 2,5 y 3 litros al día. Les damos de 8 a 10 vasos de agua mineral al día, distribuidos en distintas tomas, cada dos horas. En el desayuno les ofrecemos dos vasos de Agua mineral.
El médico también recomienda ofrecer diariamente alimentos ricos en agua (frutas, hortalizas…). Así como el Instituto de Investigación Agua y Salud (IIAS), recomienda que una buena distribución de ingesta de agua a lo largo del día puede ser:
- Uno o dos vasos al levantarse
- Tres vasos durante la mañana
- Dos vasos en la comida
- Uno o dos vasos durante la tarde
- Un vaso en la cena
- Un vaso al acostarse
Para que nuestros mayores beban con gusto, los cuidadores suelen poner en práctica una serie de recursos que estimula la ingesta de agua:
- Añadir zumo de limón al agua. El sabor gusta y resulta refrescante.
- Ofrecer gelatinas caseras de distintos sabores. «Nosotros la preparamos en el mismo centro con Agua Mineral Natural», explica la enfermera Nieves Puig.
- Zumos y caldos. Concentrados de zumos de diferentes sabores, para que no se cansen siempre del mismo, que se diluyen con Agua Mineral. En invierno, además, sopas, caldos e infusiones.
- Frutas y hortalizas. Proporcionarles frutas con gran contenido en agua como son la sandía, melón, kiwi, naranjas… además de verduras y hortalizas. En verano, gazpacho y salmorejo, ya que tienen gran proporción de agua en su composición.
- Recordarles que beban agua. «Es bastante difícil que por ellos mismos se acuerden de beber, por lo que el personal sanitario se lo recuerda y les invita a beber», explica Puig.
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