La Madre Naturaleza es sabia y cuida con esmero el resultado de su buen hacer durante siglos, conseguido durante el lento proceso natural de creación de sus aguas minerales naturales. Para ello, las deposita y almacena, de forma segura, en acuíferos subterráneos, donde permanecen protegidas, en un entorno totalmente aislado de cualquier tipo de contaminación.
En estos acuíferos termina el largo proceso natural emprendido por el agua de la lluvia y la nieve, tras muchos años, miles incluso, filtrándose entre las rocas de la montaña y traspasando muy lentamente las distintas capas terrestres permeables. A través de este viaje subterráneo, el agua va adquiriendo los minerales y oligoelementos que la irán enriqueciendo hasta convertirla en agua mineral natural. Un agua lista para su consumo, cristalina, pura, única, y con una singularidad inimitable.
Un acuífero es una formación geológica que se crea de manera natural en el subsuelo, bajo las capas subterráneas Una cavidad de agua, creada por la propia Naturaleza, en las profundidades de la Tierra, que almacena este producto alimenticio de alta calidad, durante miles de años.
Allí las aguas minerales naturales se encuentran totalmente protegidas, de manera natural, de todo tipo de contaminantes externos. Una vez en ese lugar, la temperatura, el tiempo de permanencia y la profundidad del manantial completarán la personalidad característica de cada agua mineral natural.
Generalmente, el agua de los acuíferos no está a disposición simple o inmediata del ser humano, puesto que suele encontrarse a muchísimos metros de profundidad. Por ello, para extraerla es necesario realizar excavaciones y pozos. Las empresas del sector español de aguas envasadas se encargan de lograrlo de manera segura, envasándola directamente, a pie de manantial, en su entorno natural, evitando de esta forma, que su pureza original y su composición constante se puedan ver alteradas.
De este modo, el agua mineral que permanece totalmente protegida en estos acuíferos naturales, llega hasta nosotros manteniendo intactas todas sus propiedades y beneficios favorables para nuestra salud. Sin necesitar ningún tipo de tratamiento de desinfección, ni filtrado, puesto que se trata de un agua bacteriológicamente sana desde su origen.
Propiedades que Hipócrates fue el primero en descubrir, ya en la Antigua Grecia, en el siglo V, y cuyos efectos terapéuticos fueron aprovechados durante siglos, por el imperio Romano, las casas de baños y que alcanzó su apogeo durante todo el siglo XIX y principios del XX, cuando se desarrolló toda una tradición balnearia en Europa y España.
Debido a las características propias que el agua ha ido obteniendo durante su recorrido hasta las profundidades terrestres, el agua extraída de cada acuífero protegido es diferente de la de cualquier otro. Por eso, en España existen más de 100 tipos distintos de agua mineral natural.
Y es que, cada acuífero de agua mineral es único y cada una de las gotas que contiene, tendrá una composición constante y exacta, como si fuera una huella dactilar de la Tierra. Para que esta composición se mantenga inalterable hasta el momento de su consumo, es indispensable que el envase esté correctamente precintado.
De modo que, si queremos que conserve las mismas propiedades que indica su etiqueta, tenemos que asegurarnos de que su precinto está intacto y que no ha sido manipulado. Y si la consumimos en un restaurante, debemos exigir que abran la botella en nuestra presencia.
Siguiendo estas indicaciones nos aseguraremos de estar consumiendo una bebida totalmente natural, segura y saludable. La bebida ideal para que nuestro organismo funcione a pleno rendimiento y que mantiene nuestra mente y cuerpo perfectamente hidratados.
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